Nuevas revelaciones sobre el bombardeo colombiano a una zona norte de Ecuador denotan hoy la inoperancia del canal diplomático entre ambos países para solucionar la crisis bilateral.
La canciller ecuatoriana, María Isabel Salvador, criticó la víspera el silencio colombiano ante los pedidos de entrega de la información relacionada con el ataque militar de Bogotá a un campamento clandestino de la guerrilla de esa nación en este territorio.
Puntualizó la necesidad de conocer el detalle exacto de cómo se realizó la incursión, que tipo de aviones y armamento se utilizaron y cuántos efectivos policiales y militares participaron.
A pesar de las solicitudes oficiales, hasta ahora Bogotá no ha enviado los videos de esa operación registrada el 1 de marzo último, lo cual evidencia el fallo del canal diplomático, subrayó Salvador.La titular enfatizó que insistirá y hasta utilizarán otras vías internacionales para forzar al vecino a cumplir con las normas y el derecho internacional.
“Colombia hasta el día de hoy no ha sido capaz de proveer la información fidedigna y cierta sobre esos hechos”, que dejaron 26 muertos, entre ellos cuatro jóvenes mexicanos, un ecuatoriano y Raúl Reyes, portavoz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Sus declaraciones ocurrieron poco después de que el ministro de Defensa, Javier Ponce, reiterara que en esa acción armada se utilizaron bombas inteligentes a través de Sistemas de Posicionamiento Global (GPS), una tecnología incompatible con los aviones de guerra colombianos.Advirtió que incluso las aeronaves de reciente adquisición del vecino, los turbohélices Súper Tucano, no tienen la tecnología para lanzar esos artefactos.
Ponce recalcó que Bogotá recibió ayuda de una tercera fuerza extranjera y sin mencionar alguna nación dejo entrever que se trató de Estados Unidos, el principal aliado del gobierno del presidente Álvaro Uribe.Reiteró a las autoridades colombianas la necesidad de que entreguen los videos instalados en los aviones, para comprobar los datos de ese ataque.
demás de esta aseveración, el gobierno ecuatoriano anunció el miércoles último que al menos cuatro de los 26 muertos en ese bombardeo sobrevivieron a esa operación, pero fueron después asesinados por militares colombianos.
Según informes forenses, tres fueron rematados a tiros, mientras el cuarto, el ecuatoriano Franklin Aisalia, recibió varios golpes de un arma contundente en su cabeza, que le provocó la muerte.
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