El 70 aniversario de la nacionalización de la industria petrolera mexicana reavivó el debate público que hoy caracteriza todo lo relacionado con su eventual privatización.
Mientras el presidente de la República, Felipe Calderón, anunció la construcción de una nueva refinería y llamó a la serenidad en la confrontación de criterios sobre el tema, otras voces se levantaron para defender el papel del Estado en esa área.
Desde Morelia, al pie de la estatua que recuerda al general Lázaro Cárdenas, el presidente nacionalizador del petróleo, su hijo, Cuauthemoc Cárdenas, rechazó toda justificación para avanzar en el proceso de aceptación de la inversión privada nacional o extranjera.
Cárdenas hizo un análisis completo de la historia del crudo después de la expropiación dictada por su padre y especialmente la actitud de los gobiernos neoliberales que trataron de obstaculizar esa medida.
Igualmente, consideró que es innecesaria la apertura al capital privado para desarrollar la empresa estatal Petróleos Mexicanos y aseguro ello se puede lograr liberándola de parte de la pesada carga fiscal.
Además, exhortó a establecer acuerdos con los países que coinciden con México en los yacimientos transfronterizos a fin de distribuir las ganancias y muy especialmente con Estados Unidos quien se aprovecha ya de extracciones en esa zona.
Por otra parte, ante una concentración de miles de personas en la plaza del Zócalo, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador llamó a sus partidarios a cercar las instalaciones del Congreso si se presenta el proyecto privatizador.
Como quiera que los rumores señalan el próximo martes 25 como el día de dicha presentación, exhortó a otra concentración el mencionado día, similar a la efectuada la víspera.
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